La joya arquitectónica que desde hace más de un siglo permaneció erguida en el límite entre los municipios de A Coruña y Oleiros, en el puente de A Pasaxe, es hoy un montón de ceniza. Hicieron falta miles de litros de agua y el intenso trabajo de los bomberos de los parques de Arteixo y Betanzos, así como de los miembros del Servicio de Emergencias Municipal de Oleiros, para apagar las llamas que anoche devoraron por completo el inmueble.
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