Normalmente, se piensa que convertirse en bombero es algo altruista, igualándoles casi a héroes, sobre todo cuando se trata de una zona tan afectada por los fuegos como es el norte de España. Quizás esa fuera la motivación inicial de Luis Trueba. Quizás simplemente quería tener una excusa para sentir el calor de las llamas. Con tan solo 26 años había tenido un ascenso meteórico. En poco tiempo, se había convertido en el jefe de la agrupación en Protección Civil en La Alcomba, una localidad de Cantabria en Ramales de la Victoria.