La tragedia ocurrida el 2 de septiembre en el Museo Nacional de Brasil de doscientos años de antigüedad, la cual convirtió a sus veinte millones de piezas en cenizas, es un recordatorio urgente de la necesidad de contar con mejores medidas de seguridad en los museos de todo el mundo. Para ver el suceso en perspectiva, fue como si toda la colección del Museo Británico desapareciera dos veces en un abrir y cerrar de ojos.
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